
Sanación es remover los obstáculos que nos limitan nuestra conexión con la fuente, el creador, Dios, el amor, o cualquier otro concepto con el que te sientas más identificado.
¿Cuáles son esos obstáculos? Una mente muy activa, una vida de adicciones, el odio, rencor, el egoísmo, una influencia externa negativa, deudas karmicas propias o de nuestros ancestros, etc. Todos ellos los podemos identificar bien, sin embargo todos ellos confluyen en un único obstáculo: el rechazo de lo que es y como consecuencia el rechazo de lo que sentimos.
El camino de sanación es el mismo que el de aprendizaje. Éste último es consecuencia del primero. Sanamos y nos acercamos a la Fuente. Y con ese acercamiento ganamos en sabiduría, pues estamos más cerca de la Verdad. El aprendizaje, por tanto, no puede ser el objetivo a alcanzar, sino la sanación. Porque a través de la sanación se aprenderá la lección. Aprender no es más que ver algo que antes nos era invisible, en términos espirituales. Pero ver con los ojos del corazón, no de la mente humana.
¿Por qué deseamos sanar? Porque es el camino natural a seguir. Hay un dolor inherente a la separación con Dios, o dicho de otro modo, a la inconsciencia. Voy a equiparar el aprendizaje con la ganancia de consciencia.
¿Y qué implica sanar? Mayor alegría, mayor gozo de vivir, independientemente de las circunstancias externas, mayor conexión con el amor y mayor deseo de hacer el bien a los demás.
¿Es necesario hacer algún tipo de terapia para sanar? No. La vida misma es un campo de aprendizaje. Nuestro camino consiste en vivir diferentes experiencias que nos ayuden a ver la Verdad. Nuestra inercia a aprender/sanar podría compararse a la que tiene nuestro cuerpo de curar una herida. Aunque no apliquemos un cicatrizante, el cuerpo de forma natural pondrá los medios para sanarse.
Entonces, ¿Por qué hacer uso de una terapia para sanar? Una terapia es como el desinfectante o el cicatrizante que aplicamos a una herida. Es un catalizador de la sanación, pero no es la sanación en sí misma. Igual que el cuerpo debe curar la herida de forma activa, así la persona debe hacer el proceso de sanación.
¿Cuál es la mejor terapia? Cada terapia es diferente y se enfoca en diferentes aspectos, o en los mismos aspectos pero siguiendo caminos distintos. Puede que la terapia adecuada dependa del momento y de la persona, no valiendo lo mismo para todos ni en todo momento. Tampoco es algo en lo que preocuparse. Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro.
¿Qué no es la sanación?
Sanación no es acudir a un sanador a que elimine mis problemas. Sanar no es:
– Pedir a un brujo que haga que vuelva un amor perdido.
– Eliminar el dolor de un duelo.
– Hacer desaparecer una adicción.
– Etc.
Si necesitamos vivir una experiencia para aprender una lección, no tiene sentido acudir a un sanador para que nos ayude a no vivir esa experiencia. Aunque así fuera, la vida nos aportaría situaciones similares para que aprendamos. En todo caso, un sanador nos podrá asistir:
– Enseñándonos lo valioso de aceptar lo que nos está ocurriendo.
– Dándonos la mano para que lo experimentemos sintiéndonos más seguros.
– Mostrándonos cómo sostener lo que sentimos sin huir de ello.
– Etc.
El sanador es la persona que nos asiste para que seamos capaces de recorrer el camino por nosotros mismos.
La sanación es, por tanto, el camino único de cada uno, de vuelta a la Fuente/Dios. Podemos andarlo nosotros solos, en una o innumerables vidas, o podemos contar con la ayuda de otra persona. A veces también alternamos una cosa y otra. No hay correcto o incorrecto. Cada camino, único, es el más adecuado a cada uno. Es perfecto.